¿Por qué están solas las personas mayores?
¿Por qué están solas las personas mayores?, ¿Es lo mismo soledad que abandono?
Cuántas veces hemos deseado estar a solas, en silencio, sin que nadie pueda irrumpir en nuestros pensamientos, sin que nadie pueda decirnos qué hacer, qué decir, sin que nadie guíe de una manera u otra nuestra vida.
Cuando somos niños, queremos que nuestros padres nos dejen solos en casa, para ser mayores y demostrar que podemos valernos por nosotros mismos. En la adolescencia, la habitación es una fortaleza donde nadie puede entrar, porque es allí donde el adolescente decide por sí solo qué debe de hacer y cómo comportarse sin el zumbido constante de unos padres que le indican cómo sentarse o vestirse, que le obligan a estudiar o a colaborar con las tareas domésticas. En una edad adulta, la soledad se añora, tal vez para el descanso de unos oídos sensibles a las demandas de los demás: -mami, me he caído; papá, cómo se hace este ejercicio de mates; dame dinero; ¿me puedo ir con mis amigas a….?
Y cuando por fin llega la soledad, suele ser el momento menos adecuado. Es como ese vecino que llega justo a la hora de cenar, o el ruido del camión de la basura que te despierta en mitad de la noche y no te deja dormir ya más, es el contratiempo de primera hora de la mañana que te” jode” el resto del día y todo sale a contrapié.
A veces, cuando por fin llega la soledad, ya no la queremos.
¿Por qué? Probablemente, porque esta soledad no sea la que usted ha deseado. Tal vez la pidió de manera temporal y le llegó permanente. ¿Y ahora?, ¿presentamos el ticket para su devolución?
El abandono de los hijos del hogar y el fallecimiento de del cónyuge, son las principales causas que hacen que las personas mayores vivan solas. Si además, la persona mantiene una escasa relación social y participa poco de actividades placenteras, la soledad además se convierte en un sentimiento.
Según el estudio del Dr. Julio Iglesias De Ussell, la soledad de las personas mayores se previene o se supera cuando se realizan actividades incompatibles con los pensamientos que la generan, especialmente si éstas favorecen el cultivo de unas relaciones sociales y familiares satisfactorias.
El señor De Usell, ha observado también una gran diferencia en cuanto a la actitud de las personas que se sienten solas y las que no: aquellas personas que mantienen un sentimiento de soledad, suelen ser más pasivas en cuanto a los remedios para superarla; pues suelen resignarse o ver la tele en su mayoría. Sin embargo, aquellas que se sienten acompañadas, al llegar la sensación de soledad, toman medidas más efectivas como pasear, realizar actividades con más personas, visitar vecinos y amigos, etc.
Las políticas sociales, son conscientes de esta situación y para paliar los síntomas de una sociedad envejecida que comienza a sentir la soledad, ha diseñado una serie de medidas que están en continuo estado de adaptación a las distintas situaciones individuales de cada mayor.
Algunas de ellas son:
- Centros de día: Presentado como un recurso intermedio capaz de ofrecer terapia y estimulación a personas mayores, con el objetivo secundario de aumentar las redes sociales y evitar la soledad.
- Centros de noche: Dado que es el momento del día más propicio para estar solo y sentir la vulnerabilidad y no saber o poder actuar frente a una situación de necesidad, este servicio es el opuesto al anterior, es decir, ofrece pernocta y desayuno al mayor que lo necesite.
- Hogar de Mayores: Capaz de ofrecer la mayor gama de actividades formativas, lucrativas, ocio, social, estética, etc. El es lugar donde se desarrollan las redes sociales de la persona mayor por excelencia.
- Ayuda a domicilio: Para evitar la soledad y ayudar a desenvolverse en el domicilio a las personas mayores con dificultad en su autonomía.
- Teleasistencia: Ofrece la posibilidad de articular los medios necesarios en caso de urgencia dentro o fuera del domicilio.
- Residencias: Donde además de poder tener atención terapéutica, social y sanitaria, se convierte en la residencia habitual.
Además son muy numerosas las iniciativas puestas en marchas por las diferentes entidades con o sin fin de lucro, que ayudan al mayor que se siente solo, bien visitando los domicilio, acompañándolos en las gestiones diarias o bien realizando actividades intargenracionales. Estas, desde mi punto de vista son muy importantes, pues no solo cumplen este objetivo, sino que de manera trasversal, supone un gran ejercicio de sensibilización y concienciación hacia el resto de la sociedad.
Pero no se nos olvide. La responsabilidad no es sólo de las políticas sociales o de las entidades. La responsabilidad de que un mayor se sienta solo es de todos. Por ello, no debemos hacer más que usar el sentido común y un poquito de memoria y visitar o llamar de vez en cuando a los mayores que nos rodean. Tan solo con preguntar ¿cómo estás? o ¿qué hiciste hoy? podemos evitar que florezca este sentimiento.
Alguien, a quien quiero mucho, siempre me dice “por tu corazón juzga el ajeno”. Tan sólo hay que preguntarse: Qué pasaría si yo me sintiera sol@.