Dos jóvenes alicantinas con Síndrome de Down triunfan con su talento en televisión con un número de danza que rompe estereotipos
Desde muy pequeña, Bea siente una atracción especial por el baile. «Era un renacuajo y ya copiaba las coreografías que veía por la tele», recuerda su madre, Manoli. «Lo necesita, es su vida. Las tardes que no salimos de casa, nos echa del comedor, se pone la música y se pasa una hora bailando», añade Fernando, su padre.
Lo mismo pasa con Marta. Sus padres, Rafael y Ana, detectaron pronto esa sensibilidad y llegaron a apuntarla a ballet clásico, aunque en realidad, cualquier disciplina artística hubiese servido. «Le encanta ser protagonista y expresar, de cualquier manera, ya sea cantando, bailando…».
Finalmente estas dos jóvenes alicantinas, de 24 y 35 años respectivamente, encontraron el vehículo perfecto para expresarse en el grupo de psicodanza fusión que organiza APSA (Asociación de Personas con Discapacidad de Alicante) desde hace ya tres décadas y en el que participan actualmente 37 personas.
Aunque Marta es más veterana (lleva ya 29 años asistiendo a las clases) ambas han demostrado tablas y mucha aptitud. Por ese motivo las escogió su profesora, Jéssica Aguilar, para representar al grupo en la que ha resultado ser una gran experiencia:su participación en el programa televisivo Got Talent, de Telecinco.
El pasado sábado pudo verse la actuación de las tres ante un jurado muy mediático -compuesto por Eva Hache, Edurne, Risto Mejide y Jorge Javier Vázquez– que cayó rendido a sus pies.
No es para menos. Interpretaron deliciosamente una coreografía ideada y dirigida por Jéssica sobre la necesidad de romper las cadenas de la soledad, el rechazo y el miedo. Estuvieron simpáticas y encantadas de poder saludar a sus ídolos. «Yo besé a Jorge Javier, que le gusta a mi madre y a Edurne, que me gusta a mí», dice Bea.
A pesar de la impresión inicial de ver a tanta gente en el patio de butacas («Yo me quedé con la boca abierta y casi me salgo del escenario», admite Marta) el número les salió redondo, mucho mejor que en los ensayos. Y como resultado se llevaron el aplauso unánime del público y el «sí» de los cuatro miembros del jurado.
El trío tuvo que pasar antes otras tres pruebas y muchas horas de ensayo, con la dificultad añadida de algunos problemas de salud que les obligaron a preparar varias partes por separado.
El buen resultado y la posibilidad de llegar hasta este punto, merecieron la pena. «Ha sido un impulso tremendo para ellas y para todos. Han llamado de otras asociaciones para interesarse por esta actividad y ponerla a cabo con sus usuarios», explica Fernando.
Y las protagonistas, encantadas, disfrutan de la popularidad de estos minutos en la pequeña pantalla y reciben felicitaciones, que llegan desde sus círculos más cercanos pero también desde México, Argentina, Chile o Dubai, gracias a las redes sociales.
Expresión corporal
Detrás de este efímero aunque efectivo paso por la televisión hay un trabajo de muchos años y que desde hace cuatro años recae exclusivamente en Jéssica, quien se incorporó hace ya 14 años.
La profesora sabe que esta actividad aporta a sus alumnos coordinación y elasticidad pero lo más importante, subraya , es que expresan con el cuerpo lo que no pueden hacer verbalmente. «Y lo necesitan. Hay veces que llegan a clase con un problema de fuera y únicamente con tumbarse en el suelo y hacer un ejercicio de respiración se han puesto a llorar», dice. Entre sus alumnos hay hombres y mujeres, de edades que van de los 12 a los 68 años. Y como dejaron claro sus dos compañeras, todos tienen algo en común. Una capacidad diferente, una capacidad para emocionar.
Fuente:
http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/alicante/2017/01/26/5888f191268e3e55638b4638.html
