“QUEREMOS EMPLEO, TRABAJO NOS SOBRA”. Bajo este eslogan se han arropado numerosas manifestaciones los 08 de marzo de varios años. Con esto lo que se ha pretendido es dar a conocer a la sociedad en general y a los poderes públicos en particular que hay una gran parte del trabajo que se está produciendo y consumiendo en los hogares y que no es reconocido; y además se está realizando, mayoritariamente por el sector femenino.
Este empleo que se revindica de manera periódica, año tras año, va dirigido al bienestar de las personas. Es decir al cuidado en el hogar de aquellos que no pueden valerse por sí mismos, bien porque tengan la autonomía reducida y necesiten un apoyo puntual en alguna actividad o bien a aquellas personas que por su condición de dependientes necesitan supervisión y apoyo constantes.
La reciente Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia, marca un antes y un después en el mundo de los cuidados por muchas razones, entre otras, las siguientes:
- Reconoce el derecho subjetivo, de las personas en situación de dependencia, a una serie de recursos de carácter sociosanitario.
- Reconoce la necesidad de atención integral.
- Profesionaliza los cuidados que hasta ahora se habían estado ejerciendo de manera informal, por las cuidadoras y cuidadores.
- Dignifica los cuidados a personas, obligando a los trabajadores y trabajadoras a poseer una cualificación profesional y a las empresas a mantener una acreditación en cuidados al dependiente.
- Fomenta el empoderamiento de la persona permitiéndole decidir el recurso más adecuado a su situación.
- Fomenta los cuidados profesionales en el domicilio de la persona, permitiendo permanecer en su medio habitual de convivencia.
Teniendo en cuenta que más del 80% de los cuidadores son mujeres y que el 67% de los beneficiarios de esta ley son de sexo femenino, podemos afirmar que es una ley que dignifica no solo a las personas dependientes, sino también a las mujeres respecto a la labor cultural e histórica del cuidar.
La llamada “Ley de la dependencia”, está siendo un gran instrumento de cambio social. Por un lado está consiguiendo profesionalizar la atención a las personas tanto en instituciones como en los domicilios, consiguiendo así la excelencia en los cuidados. Por otro lado está creando este empleo que de forma reiterada se revindica por el sector femenino.
La igualdad deseada no se ha conseguido, aún queda mucho camino por andar, pero si se está haciendo sendero y avanzando hacia la meta de la paridad. El día que se consiga no se tendrá en cuenta el sexo a la hora de realizar un contrato, acceder a un puesto de trabajo, montar una empresa o solicitar ayuda para realizar las tareas domésticas, sólo se verá a la persona.