La enfermedad de Alzheimer es una de las enfermedades neurodegenerativas más frecuentes, con un importante impacto sanitario, social y económico sobre toda la sociedad.
Sólo una pequeña parte de las personas que sufren esta demencia, se deben a mutaciones genéticas conocidas, ya que importantes estudios epidemiológicos han establecido una relación causal directa entre factores ambientales con mayor riesgo de padecer la enfermedad.
De modo que la gran mayoría de casos de Alzheimer se consideran debidos a la acción e interacción de diversos factores ambientales y genéticos que actúan como factores de susceptibilidad o precipitantes.
Algunos de los factores de riesgo más importantes que se describen a continuación, podrían actuar desde etapas tempranas de la vida e incluso interactuar con otros factores genéticos.
- Hipertensión arterial con mal control desde la edad media de la vida.
- Pesticidas.
- Traumatismo cráneo-encefálico grave.
- Elevación de niveles de homocisteína en sangre.
- Hipercolesterolemias de larga evolución.
- Exceso en el consumo de tabaco.
- Aluminio en agua potable.
- Obesidad desde edad media de la vida.
- Excesivo consumo de alcohol.
- Diabetes mellitus e hiperinsulinemía.
- Exposición a campos electromagnéticos.
- Anemia crónica.
No obstante, según los datos obtenidos en recientes investigaciones se estima que la mitad de los casos de enfermedad de Alzheimer serían atribuibles a 7 factores de riesgo potencialmente modificables, que son:
- Baja reserva cognitiva. Una buena reserva cognitiva permite funcionar a niveles normales a pesar de cambios neurodegenerativos, por lo que se debe fomentar desde la juventud para favorecer el envejecimiento exitoso.
- Excesivo consumo de tabaco y/o alcohol. El excesivo consumo de tabaco puede acelerar la atrofia cerebral, reducir la perfusión, aumentar el estrés oxidativo y generar infartos cerebrales silentes e inflamación.
- Sedentarismo.
- Depresión. Sin lugar a dudas la edad y los factores de riesgo vascular actúan sinérgicamente causando degeneración vascular, estrés oxidativo, disfunción mitocondrial y en resumen neurodegeneración.
- Obesidad.
- Hipertensión arterial en edad media de la vida. La hipertensión arterial en la edad media de la vida (40-64 años) se asocia a mayor riesgo de demencia, pero no en la edad avanzada, en la que es la hipotensión la que se asocia a mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer, aunque parezca extraño.
- Diabetes mellitus mal controlada. La diabetes mellitus puede constituir un riesgo de enfermedad de Alzheimer por diferentes mecanismos como pueden ser:
- Enfermedad cerebro-vascular isquémica en el contexto de síndrome metabólico.
- Efectos tóxicos de la hiperglucemia sobre las neuronas.
- Resistencia a la insulina que se asocia a hiperinsulinemía, que tiene efecto vasoactivo y afecta al metabolismo de la proteína beta-amiloide.