La mejora de la accesibilidad de las viviendas debe de tenerse muy presente conforme se va cumpliendo años, ya que las viviendas envejecen a medida que lo hacen sus dueños. No podemos pasar por alto que los accidentes domésticos afectan a un importante número de personas mayores, bien por el aumento del envejecimiento poblacional, bien por los factores de riesgo presentes en los hogares.
Las consecuencias de esta accidentabilidad se traducen en el deterioro de la calidad de vida propia de las personas mayores y de sus familiares, además de un considerable gasto económico derivado del tratamiento y asistencia sanitaria recibidas.
La Fundación Mapfre en su estudio “La vida del mayor: condiciones y riesgo” chequea el estado de seguridad que registran los hogares de las personas mayores de 65 años, identificando los posibles factores de riesgo que, potencialmente, pudieran influir en una mayor accidentabilidad.
A continuación se detallan los factores de riesgo más significativos obtenidos tras el estudio:
- Casi la mitad de las viviendas en la que viven mayores fueron construidas hace más de 40 años, lo que explica que la adaptación de las instalaciones a los requerimientos actuales, principalmente energéticos, sea obsoleta o no exista.
- Un 33% de los mayores viven solos y de éstos el 68% tiene 75 años o más.
- Una de cada tres viviendas tiene una instalación eléctrica de más de 24 años. Esto obliga al uso generalizado de ladrones, alargaderas y enchufes múltiples en el 74% de los salones y el 62% de los dormitorios. Esto no sólo representa un problema funcional, sino que puede dar lugar a riesgos como posibles incendios por el sobrecalentamiento de los dispositivos y caídas por tropiezos debido a cables en zonas de paso.
- Un 20% de estos hogares no tienen teléfono fijo ni móvil y sólo un 18% cuenta con acceso a internet.
- La accesibilidad de las viviendas es bastante mejorable, ya que sólo uno de cada tres hogares tiene barandillas o rampas en la entrada. En cambio, la mitad de los hogares presentan elementos de riesgos como suelos irregulares o elementos sueltos que puedan provocar caídas.
- Se detectan prácticas no aconsejadas como la conservación de medicamentos tras el fin del tratamiento o no conservar el envase original y su prospecto.
El informe pone de manifiesto la necesidad de abordar campañas de difusión para mejorar la accesibilidad en las viviendas de las personas mayores y prevenir así las situaciones de riesgo. En este sentido, recuerda una serie de consejos básicos a tener en cuenta:
- La distribución de los muebles en los hogares debe permitir a estas personas moverse con facilidad.
- Es muy útil instalar luces piloto durante la noche en estancias y pasillos que permitan al mayor ver mejor a la hora de desplazarse y prescindir de felpudos y alfombras porque pueden provocar tropezones o resbalones.
- También les recomienda sustituir la bañera por un plato de ducha e instalar barras de apoyo en este lugar.
- El suelo más seguro es el que está seco y limpio y es antideslizante.
- Es clave contar con detectores de humo, que pueden salvar la vida, especialmente durante la noche.
Fuente: http://blog.trevenque.es