Semana de los abuelos.
Esta semana estamos celebrando con todos vosotros el día de los abuelos, que tiene lugar el 26 de este mes. Sin embargo, a pesar de ser un día de felicidad para todo el mundo, no puedo evitar, al igual que muchas otras veces (y seguro que igual que muchos de vosotros), acordarme hoy de mis queridos abuelos.
Me encantaría poder pasar un día más con ellos y disfrutar, cono conozcan a su biznieto, que vean lo feliz que he llegado a ser. Pero por diferentes circunstancias, da igual que lo llamemos destino, que lo llamemos Dios o como queramos, ya no pueden estar a mi lado para compartir todos los buenos momento. Hace ya mucho que se marcharon, algunos antes y otros después, pero al final todos me dejaron. Seguro que felices y tranquilos al ver que ya me había convertido en todo un “hombrecito”. Seguros y tranquilos porque sabían que todo me iría bien.
Pero sé que siempre están conmigo.
Aún les recuerdo con mucho amor y mucho cariño. Tuve la gran fortuna de poder conocer a 3 de mis abuelos, y durante todos los años que hemos compartido, no ha hay ni un solo mal recuerdo. Mis abuelos hacían todo lo que podían por mi, por cuidarme, por darme todo su amor y cariño, e incluso algún que otro capricho. Dejaban de hacer lo que fuera por atenderme si los necesitaba. Siempre han estado ahí, aunque en alguna ocasión cuando ellos me necesitaban a mi yo no estuviera. Pero a ellos no les importa eso. Ellos, los abuelos, siempre están. Siempre. Para lo que necesitemos.
Y, aunque, como todo el mundo, tenían sus cosas y sus manías (alguna frase que me sacaba de quicio, un poco de genio…), con el paso del tiempo aprendes a no dar importancia a esas cosas, porque sabes realmente que no tienen importancia. Y aprendes también a saborear todos los buenos momentos y a no dejar escapar la oportunidad de disfrutar de un buen rato con ellos.
Pero el tiempo pasa para todos
Ahora que ha llegado el turno de que mis padres se conviertan en abuelos, veo en ellos el propio reflejo que recuerdo de mis abuelos: la ilusión en sus caras cuando ven a su nieto, el brillo de sus ojos cuando se ríe, o la preocupación cuando llora.
Seguro que sois muchos lo que estáis en situaciones parecidas a la mía, pero precisamente por eso debemos aprovechar esta semana para recordar aún con más fuerza a nuestros abuelos y luchar por proteger a todos los demás abuelos que no tienen el cariño y amor que se merecen.