El verano es una época donde se deben tener cuidados especiales con las personas mayores y las personas con enfermedades crónicas.
Uno de los máximos enemigos de nuestra piel es el sol, cuya incidencia influye de manera directa en un proceso llamado dermoporosis, que conduce a una serie de cambios en la epidermis y la dermis por el cual la piel va perdiendo consistencia, y se hace más frágil y susceptible al daño de agentes externos, entre ellos, la radiación ultravioleta.
Además, la exposición al sol no sólo genera daños en la piel sino también hace perder agua. Así, la deshidratación se convierte en otro de los problemas frecuentes en las personas mayores en los meses de verano, ocasionando una de cada cinco visitas al hospital.
Para evitar efectos adversos en su salud, los profesionales recomiendan estos 12 consejos básicos:
- Tomar abundantes líquidos (en especial agua) al menos 2 litros diarios y con frecuencia, aunque no sienta sed.
- Caminar por la sombra y evitar salir a la calle en las horas más calurosas del día.
- Cubrir la cabeza con un sombrero o gorra y vestir ropa ligera de colores claros.
- Usar gafas de sol.
- Exposición al sol en los horarios recomendados: especialmente evitar entre las 10:30 y las 15:30 horas y uso de cremas de protección solar con factor alto (de 30 a 50 FPS).
- Duchas frecuentes o aplicación de paños húmedos.
- Es importante una buena nutrición: aumentar el consumo de frutas de verano y verduras frescas (por lo menos 5 raciones de frutas y verduras por día).
- Realizar de 4 a 5 comidas al día.
- Evitar alcohol, bebidas con cafeína y comidas muy calientes.
- Mantener la temperatura adecuada dentro del hogar.
- Ante el menor síntoma de calor, pedir ayuda. Si además apare dolor de cabeza, dolor abdominal, náuseas, vómitos, mareos, acudir a centro de salud de referencia.
- Si la persona vive sola, se aconseja mantener contacto con alguien cercano que pueda gestionar ante una urgencia, los cuidados adecuados.
Fuente: http://fuenlabradanoticias.com