Los vio nacer a todos y cada uno, a unos cuantos, incluso los parió. Cada principios de enero, preparaba con ilusión y esmero, la llegada de SSMM Los Reyes Magos de Oriente, algunos años venían cargados y otros años, las alforjas llegaron un poco más vacías. Pero todos los años, llenaba su casa, su hogar, de risas, besos y abrazos, dando la bienvenida a los magos y ayudando en las tareas que suelen hacer los pajes.
En estas cuatros paredes, que han visto crecer a sus cuatro hijos, y sus 12 nietos, están impregnados todos los recuerdos buenos de su familia que, años tras años, llenaron la casa de alegría y gozo. Y también en estas cuatro paredes están los recuerdos del dolor de enterrar a su difunto y amado marido, Antonio. Con el paso de los años, la casa se ha ido quedando sin tanto acompañamiento y son más habituales las grietas y algunos desconchones.
Con el paso de los años, la vida de los hijos y nietos, ….., se fueron llenando de tareas, de horarios y quehaceres, que complicaban la visita a Adela. Las Navidades, se reducían a una visita rápida, sin tiempo por que hay muchas cosas que hacer y el dia de Reyes, Adela, se queda sola.
Adela, recuerda con cariño, cada risa, cada papel recortado, cada beso y cada abrazo y le pide a Sus Majestades, un sencillo regalo. Un abrazo, un beso, una visita de sus nietos, una comida con ellos, para recordar aquellos años en los que todo era fiesta y ella con su familia, el centro de la misma. Adela solo quiere volver a tenerlos cerca. Y me dice con lagrimas en los ojos; La familia debería estar para quedarse. Nuestros hijos y nuestros nietos, deberían corresponderme con lo que nosotros les dimos, pero no quiero decirles nada, para que no se molesten. Ellos tienen mucho trabajo, es justo que disfruten. La pena que tengo es que mi disfrute, es y fue hace años, cuando estaba con ellos. Y le corto aquí la conversación: No hay que decir nada más Adela. No tienes por que continuar.
Yo soy un voluntario que hoy visito a Adela, y ella agradece con besos y abrazos mi visita. Pero no es a mi a quien necesita sentado en esta silla, probando este café con sabor a cielo y comiendo esté roscón que hoy con gusto y agrado yo he traído. He venido por que me gusta estar con Adela, y aunque Adela me aprecia, necesita otro tipo de besos y abrazos.
Los cambios que las personas mayores, viven actualmente en nuestra sociedad tienen consecuencias en su bienestar emocional y el sentimiento de soledad no deseada afecta en todos los aspectos de su vida. Su soledad es un riesgo de aislamiento social, que es difícil de detectar y que puede paliarse, con el apoyo más integral de sus familiares más directos.
Según estudio de la Universidad de Washington, España será el país del mundo con mayor esperanza de vida en 2040 y avisa que “si continúan las tendencias de salud recientes”, nuestro país estará en cabeza de esta tabla superando a los actuales Japón, Suiza y Singapur.
Lo que debemos deducir de ese dato es que la población de personas mayores es cada vez más numerosa y, como sociedad, afrontamos un fenómeno social nuevo. Más que un fenómeno, un reto social, que nos indica que aunque envejecer, como sociedad, es un éxito, la calidad de vida de los últimos años de vida debe ser un motivo de preocupación y debate en todas las disciplinas.
Adela, va a tener cambios inciertos, constantes y acelerados que producirán un gran impacto en su vida. En general estos cambios llegarán a la gran población de las personas mayores generando estereotipos y prejuicios hacia ellos.
La soledad es un sentimiento subjetivo que incide en la vida de las personas, en sus relaciones, su autoestima y su calidad de vida. Un sentimiento negativo que afecta enormemente a Adela y a todas las personas mayores en su situación y estos sentimientos negativos asociados a la falta de relaciones sociales, la baja percepción de uno mismo y respecto a la vida y la subjetividad de sentirse solo deben ser paliados entre todos.
Yo quiero llegar a ser Adela, pero no quiero sentirme como ella.